martes, 6 de abril de 2010

Real Madrid 3-0 Celtic Glasgow 1979/80 Copa de Europa

De CARTELES







19-03-1980
Arbitro: Palotai, de Hungría

REAL MADRID: GarcíaRemón (4); Sabido (3), Pirri (5), Benito (5), Camacho (3); Del Bosque (5), Angel (3), Stiolike (4); Juanito (5), Santillana (4y Cunningharn (3).En el minuto 41 se retirá Sabi do, lesionado, y le reemplazó Isi dro (4), y en el minuto 88 García Hernández (0) sustituyó a Stieli ka.
CELTIC: Latchford (4); Sr,ed don (3), McDonald (3), McAdam(3), McGrain (3); Aitken (3), Lennox (2), McLood (4); Provan (4), McC!ousky (3) y Doyle (4). En el minuto 61 Burna (4) reemplazó a McClóuskey.

Espectacular entrada en Chamartín, muchos más, decien mil aficionados. Ambiente sensacional, y unos tres mil seguidores escoceses en las gradas, que previamente han dado la. nota y la gresca en variás puntos de la capital. Por ejemplo, en un «birigó», la noche anterior, armaron un jaleo monumental. Cosas del alcohol escocés. El Madrid, por si las moscas, tomó previsiones situándoles en diferentes puntos del campo. En caja entraran aproximadamente unos sesenta millones de pesetas. El campo se encontraba en buenas condiciones, pese a la lluvia caída ayer y en la mañana de hoy. También hubo detención el martas de varios «reventas» que tenían en su poder la friolera de casi 700.000 pesetas.



1-0. Minuto 45. Córner que lanza Cunningham, produ ciéndose un barullo ante el meta escocés. Santillana, casi desde el suelo, acierta a meter’ el pie. Un goL providencial.

2—O. Minuto 55. Fenomenal jugada por la izquierda entre Juanito y Cunniingham, con centromagistral del negrito. Santillana cabecee inteligentemente en cor to a Stiilk y el alemán ée pre para el balón y lo cruza con, la derecha. Una jugada de pizarra.

3-0. Minuto 85. Cunninghem cede a Artgel por la zona derecha. Ete, en posición de extremo, semete y centre templado para que Juanito, desmarcado, cabecee espléndidamente. Chamartin abajo.

Arbitro: Palotai, de Hungría. Bastante mal. ‘Condescendiente con e! ‘abundante juego subterrá neo y aplicando una curiosa teoría sobre la oportunidad de enseñar tarjetas. No lo hizo en las terribles entradas que se pro dujeron ante sus narices, y sí porotros motivos menos punibles, como a McCiouskey, en el minuto 30, por pérdida de tiempo, y a Benito, por protestar. Al menos no cayó en la trampa de alguna zambullida de Juanito y Stielike en el área, buscando el penalty..El húngaro dio la impresión de saber más de lo que evidenció, ya veces cabria calificarle como un «cara» muy listo.

«Así, así gana e! Madrid»

Sin realizar un fútbol de calidad, presa en muchas fases del partido de los nervios, pero con una guerra difícil de reflejar en una crónica, con vergüenza, pundonor y lo que hay que tener, el Madrid recobró esta tarde gran parte del prestigio europeo que desde hace años busca. Hacia tiempo que este informador no presenciaba un espectáculo ambiental tan impresionante y cier tamente el pitido final del inefable señor Palotai puso los pelos de, punta. La piña madridista fue increíble, público que había seguido los minutos finales puesto en pie, dejó escapar su desahogo revanchista hacia otros campos’ gritardo aquello de «así, asi gana el Madrid!». Fue impresionante ver a hombres corno Boskov, Juanito o Santisteban llorar’ como niños. Por encima del propio fútbol, el partido de Chamartin ha resultado histórico y explotó a cinco minutos del final con el tanto de Juanito. - La excesiva dureza estuvo a punto de echar a pique al Madrid.El equipo blanco saltó excesivamente responsabilizado ante el ambiente y a tensión fortísima querodeaban el choque, y no acertó más que a dejar la marca de sus nervios en los tobillos de los jugadores escoceses, aunque éstos pronto respondieron con las mismas armas. Hay que ser objetivos y señalar que el Madrid levantó la veda de las piernas contrarias,mientras que los chicos de McNeill se sumaron, pronto a la montería. Así, se produjeron en los primeros compases ‘series sucesivas de entradas violentísimas, corno la de Benito a Doyle, y la de Stietike a McLeod, contestadas luego con otras no menos escalofriantes deMcAdarn’ a Pirri y de’ McGrain a Juanito. Todo ello ante la complacencia bondadosa y torpe del señor Paíotai, que se tragó también la repetición, al estilo de moviola, de Benito a Doyle. Puestas así las cosas, no extrañó en absoiuto que el Madrid se perdiera en estas escaramuzas guerreras, olvidándose de que debía intentar jugar el balón. El Cetic pudo aprovechar esta coyuntura, y sembró el desconcierto en a descompensada zaga blanca. Prever obligó a García Rernón a atajar un remate dificilísimo, McClouskey se quedó clavado incomprensiblemente tras un buen pase de McLeod, y un tiro de ‘Doyle volvió a acreditar las felinas condiciones de García Remón. La fe que muevo montañas La táctica del cuadro escocés fue la esperada, con un marcajezonal de sis altísimos defensas, muy clásicod con cuatro hombres, un centro del campo poblaóo con otros cuatro jugadores, con la inclusión del veterano Lennox y del hábil Provan, y sólo Doyle y McClouskey en punta, vigilados por Sabido y Benito.. No acertaba el Madrid a coordinar el fútbol precisopara desbordar por abajo a su rival. No obstante, la voluntad, la garra’ madridista y alguna que otra acción, siempre individual; llevaron la emoción a las gradas. Juanito fue el hombre que más prodigó el remáte. El primero se le fue fuera por poco; el segundo, muy flojo, lo paró sin apuros Latchford; y el tercero, éste sensacional, fue desvíado a córner en otra no menos fenomenal parada del meta escocés. El Madrid buscaba con fe .l gol, con esa fe que mueve montañes, aunque ya digo que sin a inteligencia necesaria. Pudo haberlo alcanzado en-una magistral acción de Del Bosque que jugó hoy a lo maestro elevando el balón sobre el metadel Celtic, al que había visto adelanta do, aunque a ésto le dio tiempo para volver hacia atrás y despejar a comer. Y llegó la explosión, el gol de la esperanza que hizo vibrar Chamartín por vez primera. Santiliana, tira do en el suelo, aprovechó un barullo acertó a meter su pie a la salida de un córner, introduciendo el balón en la red. El cincuenta porciento de lo que se buscaba ya se había conseguido. Pero quedabancuarenta y cinco minutos de angustia y ténsión. - - - No húbo gol fantasma» - Hubiese sido ‘excesivamente afortunado que en el minuto inicial. del segundo período el Madrid nivelase la difícil eliminatoria. que a la salida de otro córner lanzado por Cunningham, con testarazo fortísimo de Santfllana que se fue al travesaño, y botó luego en la línea. El «gól fantasma» no había sido tal, y Palotai no pudo concederlo. Pero la furia de os jugadores madridistas siguió haciendo’ estragos, y por fin acertó a buscarle las cosquillas al Celtic rascando el balón, con un Del Bosque sensacional en su visión de juego. La jugada del segundo gol reventó Chamartin, por su. belleza, y porque sirvió para alcanzar la hazaña en medio de la inenarráble emoción de las más de cienmil gargantas. Se había lo grado fo más difícil, pero que daba mantener lo conseguido, y hasta buscar un tercer tanto. El Celtic tuvo que dejar su lógico conservadurismo, para buscar una no menos lógica proyección ofensiva. -Así, Lennox pasó a convertirse en ún punta noto, y la sombra de algúntanto escocés- mantuvo en vilo y en tensión constante el partido. Hubo unos minutos de cierto relajamiento, muy peligrosos, pero sélvados por un Benito que al margen de sus punibles iniciales entradas para hacerse respétar realizó un gran encuentro, pleno de coraje y de fuerza. Persistía, no obstante, un claro peligro, el de la prórroga. El Madrid había cargado con el peso del partido, y alguno de sus hombres, como Angel o Pirri’ acusaban visiblemente el esfuerzo, pero el Madrid de las grandes solemnidad suele encontrar resquicio para zanjar sus compromisos, y esta vez no fué la excepción, en otra muy buena jugada del ataque blanco que permitió a Juanito cabecear el torcer y definitivo tanto que desató el júbilo y motivó las impresionantes escenas vividas al final. El Madrid, una vez más, se había ganado por su entrega y coraje el premio de la eliminatonia. - Sólo queda ya un, Obstáculo para la final y para que Chamartin pueda soñar otra vez con el presti gio europeo.




De bernabeu

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